Durante el año pasado entraron en funcionamiento diez nuevos reactores nucleares en el mundo; ocho en China. El sector nuclear chino está experimentando un crecimiento muy significativo tanto en cantidad como en calidad al considerarse una de las grandes apuestas para dejar atrás la dependencia de los combustibles fósiles. Con apenas 30 años de proyectos a sus espaldas, China ha pasado de aprendiz a potencia nuclear y sus empresas, de clientes a competidores en el mercado global.
La industria nuclear del gigante asiático se ha desarrollado rápidamente desde principios de siglo y actualmente es prácticamente autosuficiente en cuanto al diseño y construcción de reactores. Lejos quedan los tiempos en que las empresas chinas necesitaban importar tecnología de sus homólogas de otros países -principalmente de Francia, Canadá y Rusia- para hacer funcionar sus centrales nucleares. Pekín ya cuenta con su propia tecnología y está empezando a venderla a otros países.
"Las compañías chinas han aprendido muy rápido de las extranjeras. A menos que vendamos productos de última tecnología, es difícil expandirse en China. Hay un cierto cambio de estrategia que pasa por ayudar a estas empresas en su salida al exterior", explica Eduardo Aymerich, director general del Grupo Nuclear Español para China (SNGC), un consorcio formado por cuatro empresas españolas del sector, durante una reciente feria sobre energía nuclear en Pekín.
China cuenta actualmente con 33 reactores que aportan solamente el 3% de la producción total de energía. Se están construyendo 22 más, según datos del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). "Dentro del país sigue siendo una proporción muy baja, pero una pequeña parte en China puede significar algo muy grande en el resto del mundo", recuerda Zhou Xizhou, director en la consultora IHS China Energy. "La energía nuclear no va a ser tan dominante en el futuro en China, pero seguramente China sí se convierta en un país muy importante para el futuro de la energía nuclear".
No en vano, la presencia china en el exterior es cada vez más notoria. Actualmente las tres grandes empresas del sector en el país -la Corporación Nacional Nuclear de China (CNNC), el Grupo General de Energía Nuclear de China (CGN) y la Corporación Estatal de Inversión en Energía (SPIC)-, que son todas estatales, están presentes o tienen contratos firmados en una decena de países, sea a través de la construcción directa de centrales nucleares, del procesamiento de combustible, de exportar su tecnología de reactores o simplemente aportando financiación.
La gran mayoría de los proyectos se realizan en países como Pakistán, Rumanía, Argentina, Turquía o Sudáfrica, pero también en otros de renta alta como Reino Unido. CNNC y CGN han creado recientemente una empresa conjunta para promocionar el primer reactor nuclear íntegramente chino destinado al mercado internacional, el Hualong-1.
A esta expansión contribuye de manera decisiva el apoyo de las autoridades. Pekín utiliza su cada vez mayor poder económico e influencia política para vender esta tecnología. Tanto CNNC como CGN rechazaron hablar con este periódico sobre sus planes de expansión global, pero según los medios locales el objetivo es construir unos 30 reactores nucleares en los próximos 15 años en países que forman las llamadas Nuevas Rutas de la Seda, un proyecto que pretende conectar China con Europa por tierra y mar pasando por el sureste asiático, Oriente Próximo y África oriental.
El rápido desarrollo y la magnitud del mercado interno le da a las compañías chinas ciertas ventajas que, combinadas con los menores costes laborales o su solidez financiera, convierten sus reactores nucleares en productos atractivos para otros países. "Cuando China empieza a fabricar estos equipos en grandes cantidades, los precios generalmente caen porque [las empresas] son muy buenas en el control de costes y los producen en serie. Lo hemos visto con la energía eólica, la solar, la fotovoltaica... los costes de algunos de estos equipos de renovables se han reducido entre un 30% y un 50% en los últimos años porque las compañías chinas son muy competitivas. Por lo tanto, hay obviamente una potencial fortaleza para estas empresas de bajar el coste de la energía nuclear a medida que desarrollan tecnología autóctona", asegura Zhou, de la consultora IHS China Energy.
“EL PAIS”, España, 24/4/2016